En su mensaje para la Jornada de
las Comunicaciones Sociales, Francisco invita a todos a una comunicación
constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una
cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza.
«No temas, que yo estoy contigo»
(Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempo, es el título del
Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
2017, que se celebra en la solemnidad de la Ascensión del Señor, y cuyo texto
se da a conocer en la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los
periodistas y comunicadores.
Francisco cree que es necesario
dejar de centrarse en las “malas noticias”, que no es lo mismo que
desinformación, ni tampoco caer en un optimismo ingenuo: “Quisiera contribuir a
la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el
protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones,
favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va
dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de
nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia»”.
La buena noticia
Entonces, ¿qué hacer para leer la
realidad con «las lentes» adecuadas? Se pregunta el Santo Padre. La respuesta
es el mismo Jesús y su buena nueva.
“Esta buena noticia, que es Jesús
mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el
sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por
el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con
cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos
un Padre que nunca olvida a sus hijos. «No temas, que yo estoy contigo» (Is
43,5)”.
La confianza en la semilla del
Reino
Para iniciar a sus discípulos y a
la multitud en esta mentalidad evangélica, y entregarles «las gafas» adecuadas
con las que acercarse a la lógica del amor que muere y resucita, Jesús recurría
a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la
semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra (cf. Mc
4,1-34). Recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del
Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, sino una forma
misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para
acogerla y referirla incluso a sí mismo.
Los horizontes del Espíritu
La confianza en la semilla del
Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de
comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar ―en las múltiples formas
en que se lleva a cabo hoy la comunicación― con la convicción de que es posible
descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia
y en el rostro de cada persona.
Quien se deja guiar con fe por el
Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre
Dios y la humanidad, reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de
este mundo, está tejiendo la trama de una historia de salvación.
Fuente: Prensa CECh
Ciudad del Vaticano, 23/01/2017
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